(Rembrandt Harmensz van Rijn. Autorretrato: Rembrandt apoyado, 1639, primer estado. Louvre, colección Rothschild)
Muestra multidisciplinaria concebida para celebrar los 400 años del nacimiento del genial pintor holandés Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leiden, 1606- Ámsterdam, 1669) quien ha sido una fuente inagotable de inspiración para pintores de diferentes épocas en distintas latitudes.
Los diecisiete artistas seleccionados han examinado parte de la obra de Rembrandt desde una u otra perspectiva: los retratos (individuales, colectivos y autorretratos), el uso de la luz, las técnicas pictóricas o de grabado, la temática costumbrista, las escenas bíblicas y los paisajes.
Las diferencias culturales, geográficas e históricas entre los Países Bajos y la Argentina no son obstáculo para que el espíritu del artista nacido en 1606 siga vivo en varias generaciones de artistas locales, tal como se evidencia en la diversidad de edades y formaciones.
(Carlos Alonso, fotografía de Marta Fernández)
Carlos Alonso ha investigado la obra de grandes maestros nacionales e internacionales y Rembrandt no fue la excepción, el retrato que presenta data de 1991 y es un cálido homenaje que acentúa el dominio del color. Alonso tuvo en cuenta obras de vejez, como el Autorretrato con bastón, 1658, Nueva York, The Frick Collection, y Autorretrato con paleta y pincel, 1665, Londres, Kenwood House, cuando la pintura del holandés se hace cada vez más densa y suelta.
Continuador de la poética de la Escuela del Sur creada por Joaquín Torres García, Adolfo Nigro trasforma un mapa de 1647 de la ciudad de Ámsterdam -lugar al que Rembrandt se muda a la edad de veinticinco años- en una de sus “jironadas”, tiras de papel sujetas con hilos a la superficie del cuadro.
La cantidad de autorretratos pintados por Rembrandt le hizo pensar a Alicia Díaz Rinaldi que la identidad fue una de sus búsquedas. La primera parte de su díptico se titula: ¿Quién soy? La segunda: Soy Rembrandt; quizá sea este el proceso binario por el que han pasado varios artistas, la incertidumbre incipiente y la seguridad aparente. En el siglo XVII no se registra el “zelfportret” (autorretrato) como género pictórico que recién en el Romanticismo adquiere el sentido de autoexploración. Así como Rembrandt utilizó varios medios, Díaz Rinaldi concentra técnicas contemporáneas como la fotocopia y la venecita con el grabado y la pintura.
En la huella del autorretrato caminan los jóvenes creadores Flavia Da Rin y Gabriel Grün. La primera recurre a técnicas innovadoras (como Rembrandt en su momento) como la imagen digital, que le permite explorar una y otra vez sobre su propio rostro deformado con los rasgos del cómic en general y del animé japonés en particular; los ojos agrandados le otorgan un aire de muñeca que inspiran ternura en el espectador.
Recordemos que el maestro de Leiden hizo lo propio con los “tronies”, rictus que deforman el rostro como una caricatura enfadada.
Lejos de las innovaciones tecnológicas, Grün pinta óleo sobre tabla casi como un clásico; paleta en mano, pincel en otra, su desnudo masculino escudriña al espectador como lo hizo el mismo artista frente al espejo.
¿Cómo no reconocer el mayúsculo aporte de Rembrandt al género del retrato? En esta senda va Arturo Aguiar quien utiliza una técnica que combina la cámara fotográfica en posición bulbo y una linterna para elaborar sus oscuros retratos manchados de luz. En su obra, Lulú es la encarnación moderna y femenina de Jan Six, el lector del grabado de 1647. César como Rembrandt apunta a la coincidencia de (des) peinados entre el Autorretrato con el pelo enmarañado, 1628, del holandés y un amigo del fotógrafo argentino.
Thais Zumblick abreva del claroscuro del Retrato de Agata Bas (1641) para crear una versión indolente y casual de un joven sentado. En ambos casos domina el interés en las vestiduras, la delicada puntilla en ella, la remera rota en él; las órbitas sin ojos del joven, negras como el fondo que lo enmarca, le da una atmósfera irreal al modelo.
(Retrato de Agatha Bas, Rembrandt, 1641)
Con una fotografía purista y en un clásico blanco y negro, Eduardo Gil creó su retrato de Celestino, un internado del Hospital Psiquiátrico Borda. Más allá del claroscuro característico del barroco, también hay que subrayar en ambos artistas el interés compartido por los marginados de la sociedad.
En la misma línea se puede considerar el grabado (técnica más que preferida por Rembrandt) de Lucrecia Orloff cuya obra se centra en la postura resignada de la anciana en un asilo, el ya desaparecido Hogar Viamonte. Mendigo con pata de palo, 1630; Un campesino exclama: qué frío hace, 1634; Mendigos recibiendo limosna a la puerta de una casa, 1648; El cazador de ratas, 1632; La gitana española, 1642; o El violinista ciego, 1631, son un puñado de los muchos aguafuertes que Rembrandt creó interesado en los sectores menos privilegiados de la sociedad de su época.
The Nightwatch (The Company of Captain Frans Banning Cocq) - Rembrandt
La compañía del capitán Frans Banning Cocq (mejor conocida como La Ronda Nocturna), 1642 y La lección de anatomía del doctor Tulp, 1632, se han convertido en íconos insuperables de la pintura barroca y en particular de la pintura holandesa dada la extensa difusión y reproducción de ambas “masterpieces”. La primera fue recreada por Facundo de Zuviría quien reemplazó los adustos caballeros militarizados por cartoneros que recolectan sus objetos en la noche de Buenos Aires.
La lección… fue recreada por otro fotógrafo, Marcos López, en La autopsia, una especie de retrato grupal que no ignora la emblemática foto del Che Guevara muerto; desde un aparente sótano clandestino y rodeando el cadáver femenino los personajes miran a la cámara, como posando para el recuerdo.
Los recursos tecnológicos como el video y la animación digital también cuentan en este tributo. Rubén Guzmán optó por un tema bíblico, Sansón cegado por los filisteos, 1636, una de las más grandes (205x272 cm.) y violentas obras de Rembrandt.
El cegamiento de Sansón 1636, Óleo sobre tela, Städelsches Kunstinstitut, Frankfurt - Rembrandt
La pintura es re interpretada con el video en la tradicional forma de los tableaux vivants (cuadros vivos), una forma artística que transforma un espacio pictórico o escultórico en el espacio corpóreo de la mise-en-scène teatral. Fabiana Barreda rastreó dos amores de Rembrandt: Saskia van Uylenburgh y Hendrickje Stoffels, esposa la primera, compañera la segunda. Hendrickje entró en la casa de Rembrandt en 1648 y murió en 1663 a la edad de 37 años, es decir que vivieron juntos 15 años; Saskia murió en 1642, cuando ni siquiera había alcanzado la edad de 30 años. Ambas fueron representadas como Flora, la diosa romana de la primavera; en la animación digital de Barreda las líneas que conforman a las mujeres surgen lentamente como los tallos de un jazmín a punto de florecer.
Saskia como Flora 1634 - Rembrandt
Rob Verf y Elisabeth von Zehmen (foto, junto a Marjan Groothuis y Julio Sánchez) fueron atraídos por escenas de género, muy frecuentadas por el holandés. La escultura denominada “molecular” por el propio Verf surge del grabado de una mujer de pueblo orinando al costado de un árbol, obra que también llamó la atención de Pablo Picasso.
Von Zehmen creó un “bicho” negro que evoca el cuerpo inerte de una enorme cerda echada y maniatada a punto de ser faenada (aguafuerte fechado en 1643). Puesto sobre un lecho de plumas blancas, el objeto de von Zehmen evoca tanto el claroscuro del Barroco como el carácter complementario de la luz y la sombra, la vida y la muerte.
Rembrandt fue un innovador de la técnica pictórica, y Juan Travnik apunta en esta dirección cuando elige obras que se pueden bajar de paginas en Internet; en vez de ajustar la definición de la imagen exagera el pixelado, el resultado es paralelo a la pincelada suelta característica de la última etapa del pintor homenajeado. No olvidemos que Rembrandt no fue muy afecto de seguir las reglas y sus contemporáneos se referían a él como el “primer herético del arte”, dado su carácter poco conformista.
El misterioso Jinete Polaco, 1655, es fuente de inspiración para el grabado de Graciela Zar. Se le adjudica esa nacionalidad sólo por que la pintura original fue encontrada en una colección polaca (hoy en la Frick Collection de Nueva York), pero los ropajes del caballero son orientales, al estilo que Rembrandt prefería para los temas bíblicos.
Rembrandt - The Polish Rider 1655, oil on canvas(116.84 cm x 134.94 cm), Henry Clay Frick Bequest
La selección de estos diecisiete artistas tiene la intención de demostrar que el vigor de la pintura y los grabados de Rembrandt sigue vivo aún después de cuatro siglos, una proyección que hubiera asombrado al mismo pintor.
Curadores
Marjan Groothuis & Julio Sánchez
La muestra podrá visitarse hasta el 30 de Abril del 2006,
de martes a viernes de 12.30 a 19.30,
sábados, domingos y feriados de 9.30 a 19.30,
en el Museo Nacional de Bellas Artes,
Avenida del Libertador 1473
Ciudad de Buenos Aires - Argentina
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1 comentario:
Vi la exposición hace poco y me pareció muy buena, quizás de lo mejorcito que tenía el Museo para ofrecer. Es cierto, el autorretrato como que intimida, con su cara pero también con su desnudez, hace que te de vergüenza ver pero también ponerse en su lugar. Me gustó mucho la autopsia, creo que es muy cruda esa foto, está muy bien lograda. Y también estaban muy buenas unas fotos que vi que tenían mucho contraste y como que las sombras de los personajes como que se apoderaban de sus rostros. Muy bueno todo, en realidad.
¡Muy bueno el blog!
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